Sexo en pareja: la hoja de Excel que incendió redes sociales
- Jesús Carlos Carlos
- 29 may
- 3 Min. de lectura
Todo parecía normal: una pareja casada, con hijos, trabajo y responsabilidades. Hasta que ella encontró una hoja de Excel que cambiaría su forma de ver la intimidad. Él había registrado cada intento de sexo durante 6 semanas. Fechas, rechazos, motivos y respuestas.
El documento era tan frío como exacto. Y cuando se volvió viral, se encendió un debate feroz:
¿cuánto sexo “debería” tener una pareja? ¿Es esto comunicación o es control?
Este caso, real y documentado, revela una tensión invisible en miles de relaciones: la desconexión sexual no hablada, los deseos no expresados, los rechazos acumulados como facturas emocionales. Pero también evidencia algo más profundo: la diferencia entre intimidad física e intimidad emocional.
Cuando el sexo se vuelve estadística
No era el Excel.
Era el grito silencioso del deseo roto.
En muchas relaciones, el sexo se convierte en un ítem más de la lista de pendientes. Lavandería, niños, juntas, y luego… ¿sexo? El Excel no era el problema.
Era el síntoma. Un intento torpe de ordenar lo que en realidad está profundamente desordenado: el deseo.
Miles de mujeres, todos los días, llevan una carga que no se ve. Se acuestan con sus parejas no por deseo, sino por deber, por culpa, por miedo al conflicto. Lo que debería ser un espacio de conexión íntima, se vuelve una moneda de cambio emocional. Del otro lado, muchas parejas —hombres, principalmente— viven en silencio una herida que rara vez se permite nombrar:
el dolor de no sentirse deseado. Y nadie lo habla.
¿Qué pasa cuando una mujer no desea tener sexo?
Primero, que es absolutamente normal.
El deseo no es lineal, no es constante, no es una deuda.
Está profundamente ligado a nuestro bienestar físico, mental y emocional. Ciclos hormonales, agotamiento, estrés, maternidad, traumas no resueltos, dinámicas de poder en casa: todo influye.
No se trata de obligarse a tener sexo para “salvar la relación”. Eso solo profundiza la desconexión. Se trata de entender por qué no quieres. De detenerte, mirar hacia dentro y hacerte preguntas reales:¿Estoy cómoda con mi cuerpo? ¿Siento carga mental? ¿Tengo resentimientos no hablados? ¿Deseo o solo complazco?
Porque el verdadero problema no es no querer.
Es no hablarlo.
¿Y si la otra parte se siente rechazada, herida, incluso humillada?
Eso también es válido. El dolor masculino por no sentirse deseado está invisibilizado por una sociedad que le exige ser fuerte, sexualmente activo, siempre listo. Pero cuando su pareja no lo toca, no lo mira, no lo desea, algo se rompe por dentro. No se trata de chantaje ni de machismo. Es vulnerabilidad humana. El problema es que, sin espacios de diálogo, ese dolor se transforma en silencio… y el silencio, en resentimiento.
Es allí donde aparecen los Excel. Las listas mentales.
Los registros pasivo-agresivos. No porque falte sexo, sino porque falta conexión.
¿Qué sí funciona?
La solución no está en la frecuencia, sino en la calidad de la intimidad. Aquí algunas claves que sí abren caminos:
Espacios neutros para hablar sin juicio. No como reclamo, sino como encuentro emocional.
Terapia de pareja o sexología integrativa. Porque el deseo no solo es genital: es emocional, simbólico, profundo.
Reaprender lo que significa intimidad. A veces, un toque intencional, una mirada sostenida o una conversación real valen más que un orgasmo mecánico.
Cultivar momentos no sexuales de conexión. Caminar juntos. Cocinar juntos. Reírse sin prisa. El deseo necesita contexto para florecer.
Romper el silencio es el nuevo afrodisíaco.
Más erótico que una lencería cara. Más potente que cualquier técnica de cama.Hablar de verdad. Con voz temblorosa, si hace falta. Sin saber todas las respuestas, pero con el corazón abierto.
Porque cuando una pareja se atreve a hablar de lo que nadie habla, se enciende una llama nueva. No la del deber, sino la del deseo auténtico.
La hoja de Excel no era malicia. Era desesperación. Pero la solución nunca está en la contabilidad, sino en la compasión. Si sientes que algo no fluye con tu pareja, no esperes a que se acumulen semanas de silencio. Habla. Escucha. Y si necesitan ayuda, pidan guía.
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Referencias bibliográficas:
Sexual Desire Discrepancy in Couples: Associations with Satisfaction and Conflict
The Role of Communication in the Sexual Health of Couples
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